A. Casas.
Archidona, en el día del Señor de 31 de Octubre de 1971
La gesta protagonizada por el portador de tan deslumbrante arboladura es, sin duda, suficientemente conocida pero no debidamente considerada, ni, por supuesto, loada. Por el contrario, lo que debía ser un brillante eslabón, y lo es, de la historia de nuestra bizarra estirpe, se ha tratado de marginar al sombrío amparo de esa proterva sentencia que tanto daño ha hecho, y sigue haciendo, a nuestra lustrosa piel de toro: Castilla que faze los omes é los gasta.
A nuestro héroe, que un humilde servidor sepa, ni le han erigido un monumento, ni han rotulado con su nombre calle o plaza alguna (no todas van a ser de la “Constitución”); no se le ha nombrado hijo predilecto de su pueblo, ni le han colgado ninguna medalla, o le han hecho un homenaje con la entrega del iluminado pergamino, o una bandeja de plata con su dedicatoria; qué menos que una placa conmemorativa en el teatro de marras; algo, lo que sea, y para mayor oprobio, ni se le canta en trovas, mayos, jarchas y romances; no existe una reproducción del ilustre atributo, con su correspondiente peana, expuesto en algún museo etnográfico, o exhibido en una cipoteca expresamente diseñada para mostrar esta obra singular de la madre naturaleza, ante la que palidecen las mismísimas Tizona y Colada del Mío Cid. En definitiva, lo que debía ser orgullo y estandarte del ibérico linaje, honra y prez de la patria (C. J. Cela), por mor de la cochina envidia judeo masónica, se oculta y aherroja con siete llaves.
Es justo y necesario recalcar que no se trata de un portento aislado, extraño o anecdótico. El calibre del apéndice que mentamos, creado para el más cristiano de los cristianos fines, constituye una de nuestras más ranciosas señas de identidad, cuya constatación fehaciente se remonta, in illo tempore, al renombrado moro Juan, seguido de otros, cuyas actas de pesos y medidas deben andar en códices arrumbados en los húmedos sótanos de algún monacal archivo.
Como todos los grandes genios, nuestro heraldo, P.B.A., de 24 años entonces, era un hombre del campo, sencillo, y lo hubiera seguido siendo, in seculum, si no fuera porque a su tronca, A.A.M. de 18 años, se le ocurrió, atrincherada en la oscuridad de la sala donde presenciaban, o no, un espectáculo flamenco (soleares, tarantas, seguiriyas, martinetes, tientos y todo eso), jugar a la gallarda con el viril báculo de su compañero.
Pues va a ser que la noche era calurosa, de luna lunera y torito enamorao, cuando, de repente, atronó el espacio el frenético alboroto que armaban los melindrosos espectadores, que siempre los hay, de las filas de atrás (se calcula que a una distancia entre los 2 y 3 metros ), que rugían más que protestaban del estropicio que la parabólica lluvia de todas las lluvias estaba ocasionando en sus ternos, peinados, rebecas, conjuntos y camisas de popelín recién planchadas.
Enmudeció la sonanta; se paralizó el compás; se quebró el quejío y de pellizco, nada de nada; una cegadora luz iluminó el foro y los probos urbanos, cancerberos del orden y de la moral, cachiporra en mano, se abalanzaron sobre los autores del artesanal refocilo, reos convictos del delito consumado de escándalo público con daños a terceros.
A tenor de lo que establece el Código Penal y correspondientes de la Ley Procesal , la Ilustrísima Audiencia de Málaga, dictaminó:
Debemos condenar y condenamos a P.B.A., obrero agrícola y a A.A.M., de oficio sus labores, a las penas de dos meses de arresto mayor, multa de diez mil pesetas y a indemnizar, solidaria y mancomunadamente, a los perjudicados R.B. en tres mil quinientas pesetas (por lo del terno) y a M.I.C. en mil quinientas pesetas (coste del hair dresse de señoras, cardados, y permanentes sobre todo), más el pago de las costas procesales, etc., etc.
Cada cosa en su tiempo; y ese Auto de Fe que hoy nos parece desproporcionado y represor de la libertad, pensamos que otro hubiera sido el criterio del Tribunal si la defensa hubiese presentado, como prueba pericial y concluyente, los guarismos que, de acuerdo con el sistema métrico decimal, dimensionan la cilíndrica herramienta calzada en posición cenital. A saber:
Eslora total...................... 42,0 cm.
Diámetro de la base......... 8,5 cm. (aplíquese la fórmula 2pr)
Diámetro de la cúpula...... 7,5 cm. ( “ “ “ “ )
(Datos científicamente contrastados y aportados por el Ilustrísimo académico don Camilo José Cela al doctor don J. de P.A., profesor adjunto de Patología Médica). No comment.
Pronto se van a cumplir las bodas de oro de tan patriótico evento y mejor ocasión no hay para conmemorarlo con algún detalle, yo que sé: un pink, llaveros, pegatinas, una huelga general, un castillo de fuegos artificiales, un pregón, un recorte en las pensiones, concursos, carreras de sacos, construir un aeropuerto en Archidona, la proclamación de la reina de las fiestas, y ¿por qué no un rey?... En fin, cosas que hacer, haylas, excepto la celebración de Juegos Florales, cuyos laureles per seculum pertenecen a nuestro Nobel:
Claro cipote, cuya frente altiva
Cubre de nubes tan tupido velo
Que nos hace creer que en ella el cielo
Y en sus cojones su razón estriba.
En ti mostró su boca vengativa
El gran león, forzado en su celo,
Y en ti de voluntad empieza el vuelo
Del goterón de leche en lavativa.
Hoy proclama la gloria de Archidona
Que anegas con tus huevos a su gente
Por tu fluidora pija perseguida.
Hoy el mundo en tu justo honor pregona
Que salvo incordio, chancro o accidente,
No hay pija cual tu pija en esta vida.
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