Bernal Díaz del Castillo, en su Historia verdadera de la conquista de la Nueva España , se muestra convencido, como la mayoría de los conquistadores, de que Méjico había sido descubierto por primera vez durante la expedición de Francisco Hernández de Córdoba:
Buscamos tres pilotos, que el más principal y el que regía nuestra Armada se decía Antón de Alaminos, natural de Palos, y el otro se decía Camacho de Triana, y el otro piloto se llamaba Joan Alvarez el “Manquillo”, natural de Huelva....En ocho días del mes de febrero de mil y quinientos y diez y siete salimos de la Habana , del puerto de Axaruco,....Navegamos a nuestra ventura hasta donde se pone el sol....Pasados veinte e un día que habíamos salido del puerto, vimos tierra....la cual tierra jamás se había descubierto ni se había tenido noticia della hasta entonces... Pusimos por nombre aquella tierra Punta Catoche....Seguimos la costa adelante descubriendo hacia do se pone el sol; a los quince días llegaron a unos poblados situados en una región que los indios llamaban Campeche y los caciques nos señalaron con las manos que si veníamos de donde sale el sol, y decían, castilan, castilan...
Acompañaron a los caciques hasta sus templos y vieron que,
en otra parte de los ídolos tenían unos como a manera de señales de cruces, y todo pintado, de lo cual nos admiramos como cosa nunca vista ni oída.
El ataque de los indios en Potonchan (Champotón), en el que murieron más de cincuenta españoles, forzó la vuelta a Cuba, donde falleció Hernández de Córdoba a consecuencia de las graves heridas recibidas. Entre los españoles existía el convencimiento de que los escuadrones indios estaban dirigidos por el palermo Gonzalo Guerrero. Los indios capturados que llevaron a la isla dijeron al gobernador, Diego de Velázquez, que su tierra se llamaba Yucatán.
Diego de Velázquez organizó una nueva armada al mando de su pariente Juan de Grijalva, dando el mando de los navíos nuevamente a Antón de Alaminos, Camacho de Triana, Joan Alvarez el Manquillo y otro que se decía Sopuesta, natural de Moguer. El propósito de la expedición era rescatar todo el oro y la plata que fuese posible y si se estimaba conveniente poblar, que se poblase. Las naves siguieron el derrotero de Hernández de Córdoba, pero continuando adelante llegando a un río llamado Tabasco que bautizaron con el nombre del río de Grijalba en honor del que creían su descubridor; allí rescataron bastante oro, pero los indios les decían que donde realmente abundaba era más al oeste, en México, nombre que oían por primera vez. Siguiendo estas indicaciones navegaron hacia aquellas regiones llegando hasta los poblados que más tarde se llamaron San Juan de Ulúa y Veracruz. Considerando que era un buen lugar para poblar, Grijalba envió a Cuba a Pedro de Alvarado para pedir refuerzos. Cuando el gobernador vio las joyas y el oro que le presentaron, inmediatamente organizó una expedición al mando de Hernán Cortés, con once navíos y los pilotos ya conocidos entre los que no podía faltar Antón de Alaminos.
Cortés en su Primera Carta de Relación al emperador revela, casi de rondón, los hechos que aclaran las circunstancias verdaderas que fueron causa y origen del descubrimiento de aquellas tierras:
Y alzando velas, se fue y prosiguió su viaje hasta llegar a la tierra que Francisco Fernández de Córdoba había descubierto, y llegados allí anduvieron por la costa de ella del sur hacia el poniente hasta llegar a una bahía a la cual el dicho capitán Grijalba y el piloto mayor Antón de Alaminos pusieron por nombre Bahía de la Asunción , que según opinión de pilotos, está muy cerca de Las Veras, que es la tierra que Vicente Yáñez Pinzón descubrió y apuntó.
En este párrafo se pone de manifiesto que el primer descubridor de las costas de Yucatán fue Vicente Yáñez Pinzón durante la expedición que con Juan Díaz de Solís se organizó para la búsqueda de un paso hacia la mar del Sur (Pacifico), que permitiera abrir la ruta de la Especiería , estableciéndose que debía buscarse a la parte del norte hacia occidente, es decir, al norte de las tierras descubiertas por el Almirante (Capitulaciones de 23 de Marzo de 1508).
En las Probanzas de los Pleitos Colombinos, en el apartado sobre los descubrimientos hechos en Tierra Firme (Darién, Paria, Urabá. Veragua, etc.), en el punto IX se preguntaba si saben que Vicente Yáñez é Juan de Solís fueron a descubrir por mandado de Su Alteza y descubrieron delante de la dicha tierra de Veragua todo lo que hasta hoy está descubierto, en lo cual el dicho Almirante no tocó ni descubrió costa alguna.
Las declaraciones de los testigos coinciden totalmente en que se descubrieron tierras más allá de las descubiertas por Colón (Diego Cabezudo, Bartolomé Roldán, Diego Fernández Colmenero, Antón García, etc.), e incluso algunos, como Andrés de Morales, Nicolás Pérez, Antón García y Alonso de Ojeda, testificaron haber visto las cartas de marear que los citados pilotos dibujaron de los mares que navegaron y de las tierras que exploraron.
Los llamados Pleitos Colombinos, inexplicablemente consentidos por Fernando el Católico, se basaban en reclamar los derechos, privilegios y mercedes que podían corresponder a los herederos de Cristóbal Colón, el primer Almirante, de acuerdo con lo acordado en las Capitulaciones de Santa Fe, de 17 de Abril de 1492, y que según los litigantes se establecían en un 55’80 % de las ganancias obtenidas en las Indias descubiertas y por descubrir. Uno de los argumentos más debatidos en los Pleitos y arduamente defendidos por don Diego Colón y su hermanastro don Hernando, se fundamentaba en que los descubrimientos de Pinzón y Díaz de Solís en Tierra Firme ya habían sido hechos por su padre, principalmente, en el cuarto y último viaje. Don Hernando Colón argüía que Pedro de Ledesma había reconocido que habían navegado por aquellas regiones ya descubiertas, pero ocultaba que el piloto le había manifestado que siguieron adelante hacia el norte y oeste de dichos territorios.
Pedro de Ledesma había participado, a bordo del navío Vizcaíno, en el último viaje de Colón y sabía muy bien hasta donde habían llegado en aquella ocasión. Llamado a testificar en las Probanzas de Sevilla, en Febrero de 1513, Pedro de Ledesma declara:
queste testigo fue en compañía de Vicente Añez é Juan de Solís por mandado de Su Alteza, é visto quel dicho Vicente Añez é Juan de Solís descubrieron delante de la tierra de Veragua á una parte á la vía del norte todo lo que fasta hoy está ganado, desde la isla de Gualasa fasta el norte, é que en estas tierras se llaman Chavañin e Pintigua, é allegaron por la vía del norte fasta veinte é tres grados é medio, é que en esto no anduvo el dicho don Cristóbal Colón ni lo descubrió ni lo vido.
El testimonio del piloto nos indica que la expedición Pinzón-Solís bojeó la peninsula de Yucatán y recorrieron las costas de Campeche y Tabasco, superando el norte del Panuco, si tenemos en cuenta que Veracruz, fundada por Cortés el 22 de Abril de 1519, se encuentra en la latitud 19º-12, y Tampico en la 22º-18’ .
En la Relación que Pinzón entregó a la Casa de Contratación de Sevilla, informa que desde la isla de Gualasa navegó al oeste descubriendo una gran ensenada que nombró Bahía de la Navidad , continuando hacia el norte. Bartolomé de las Casas, en su Historia de las Indias, dice que por todo esto parece que sin duda descubrieron entonces mucha parte del reino de Yucatán.
En el célebre mapa de Pedro Mártir D’Anglería, el último punto señalado de Tierra Firme son las islas Gualasa, pero se sigue dibujando la costa hacia el norte que es la que se supone navegaron Pinzón y Solís, y donde en los corrillos de mareantes y cartógrafos de Sevilla situaban el Cabo de los Pinzones.
Alonso de Ojeda declaró:
Que vio la figura que del dicho viaje truxeron, e quel almyrante ny otra persona ny tocó ny aya tocado.
Estas declaraciones coinciden con las efectuadas por el propio Vicente Yáñez Pinzón:
Que a estas provincias nunca el dicho don Cristóbal Colón ni otro por el llego.
Si algunas dudas persisten, creemos que quedan disipadas en la Licencia que el rey Fernando otorga a don Diego Colón, el 10 de Diciembre de 1512, para poblar Veragua y todo lo otro que por su persona descubrió el almirante don Cristóbal Colón, é para poblar lo que descubrieron Biçente Yañez Pinzón y Juan Díaz de Solís.
El 22 de Marzo de 1508 el rey concede a Pinzón el título de Piloto Real y un día después, el 23, se firman las Capitulaciones de Burgos, en las que se omite, para no alarmar al rey de Portugal, que el objetivo del viaje es hallar un paso que comunique el mar del Norte con el mar del Sur y, en consecuencia, el camino expedito que conduzca a las islas de la Especiería. Solís y Pinzón, tras pasar una temporada con sus familias en Lepe y en Palos, embarcan en las carabelas Magdalena y San Benito, zarpando de Sanlúcar de Barrameda el 29 de Junio de 1508, llevando a bordo una dotación entre 60 y 70 hombres.
Se discute si antes de dirigirse al destino convenido, Vicente Yáñez bojeó Cuba demostrando su insularidad que, hasta el momento, sólo era intuida y Juan de la Cosa había pintado como isla en su mapa de 1500; pero algunos historiadores se inclinan a que esta circunnavegación se realizó entre finales de 1505 o principios de 1506, a raíz de recibir, en Marzo de 1505, el nombramiento real de Capitán é Corregidor de la isla de San Juan de Puerto Rico.
De todos es conocido el mal fin de este viaje que el rey sancionó con la prisión de Juan Díaz de Solís: a Vicente Yáñez ni tocarlo; es una cuestión que merece un estudio profundo de la siempre magnánima y favorecedora actitud de don Fernando con el marino palermo, capitán de la carabela Niña que, con su hermano Martín Alonso fueron con Colón a descubrir el Nuevo Mundo; que fue el primero que cruzó la linea equinocial y descubrió el Brasil y el río Marañón (Amazonas); que en 1501 fue armado caballero en Granada; que fue el primero que disipó las dudas sobre si Cuba era isla o tierra firme; que fue el primer Capitán Corregidor de la isla de Puerto Rico; que fue con Juan de la Cosa y Solís el primer Piloto Real, y que fue el primer descubridor de Méjico y el primer español que tuvo contactos con los mejicanos. Según su amigo Fernández de Oviedo, Vicente Yáñez Pinzón murió en Sevilla en 1514.
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