domingo, 6 de octubre de 2013

EL CLAN HISPANO



Alberto Casas.       

  A finales del siglo I d.C., el llamado clan hispano ocupaba los puestos claves de los negocios públicos y políticos de Roma, en los que ejercían su gran poder e influencia, y son los que se conjuran para asesinar al emperador Domiciano y poner en el trono al anciano general Marco Coceyo Nerva, al que nombran emperador, comenzando con él la dinastía de los “Antoninos”.
   El clan estaba formado, principalmente, por los hispanos Annio Vera (abuelo del emperador Marco Aurelio), L. Dasumio, Urso Severiano que mandaba las legiones de la Germania Superior, Licinio Silvano Graniano, Mario Prisco, Minicio Natalis, C. Pedanio, Cornelio Nigrino, Trajano padre, la sevillana Fabia Hadrianila que dejó un legado de 50.000 sestercios pata atender a los más necesitados, los poetas Marco Valerio Marcial, natural de Bilibilis (Calatayud) y Marco Fabio Quintililiano, de Calagurris (Calahorra), a quien se llamó gloria del foro romano, supremo moderador de la inqueta juventud; fue maestro de Tácito, Plinio el Joven y Juvenal. Entre los personajes preeminentes del grupo estaban tambiém Marco Ulpio Trajano, futuro emperador, su sobrino Publio Elio Adriano, que mandaba las tropas acantonadas en Panonia, y el senador, tres veces cónsul, Lucio Licinio Sura, hombre riquisimo y de gran autoridad que era el que realmente movía los hilos sociales de la poderosa camarilla; se discute si era de Itálica (Sevilla), fundada por Escipión el Africano en el 206 a.C., o de Tarraco (Tarragona), donde aún se  conserva el Arco de Bará que él mandó construir; de la notoriedad que alcanzó, nos da una idea que podamos contemplar su figura esculpida al lado del emperador en la Columna de Trajano, levantada en el Foro Romano. Bajo su influencia y consejo logró que Nerva, de setenta años de edad, adoptara a su gran amigo Trajano para que le sucediera. Nerva estuvo dos años (96-98) en el poder, y de su reinado se conservan muchos documentos e inscripciones como el procurator metallorum hallado en Río Tinto (Huelva).

   
Trajano (98-117), nacido en Itálica (Sevilla), casado con Fabia Plotina, natural de Itucci, la actual Escacena (Huelva), gozaba de un gran prestigio y había sido cónsul y gobernador de la Germania Superior y de las provincias Bética, Siria y Asia. Al subir al trono nombró a Sura Jefe del Estado Mayor en la campaña de Dacia, y, siguiendo sus recomendaciones y las de su esposa Fabia Plotina, adoptó, invistiéndolo de la dignidad imperial, a su sobrino Publio Elio Adriano, lo cual le convertía automáticamente en su sucesor.
   Entre las obras de Trajano se encuentran la apertura de la vía que comunicaba Olisipo (Lisboa) y Onuba (Huelva), la ampliación y mejora de la Vía de la Plata, deformación del latín Delapidata (camino empedrado, enlosado, etc.), y la construcción sobre el río Tajo, en el año 106, del puente de Alcántara (Cáceres), obra del arquitecto Cayo Julio Lacer que dejó una inscripción con la leyenda en la que se lee que durará tanto cuanto el mundo durare. Trajano fue proclamado optimus princeps, y a raíz de su muerte el Senado consagraba a los nuevos emperadores con la fórmula sé tan afortunado como Augusto y tan virtuoso como Trajano.
   Como estaba previsto, le sucedió su sobrino carnal P. Elio Adriano que reinó desde el año 117 hasta el 138. Una de sus preocupaciones era la de nutrir su ejército con soldados hispanos, organizar la explotación de las minas de la región occidental de la Bética, impulsar su agricultura y embellecer sus ciudades. Esta preferencia puede deberse, según la mayoría de los historiadores, a que su lugar de nacimiento fue Itálica. Era hijo de la aristócrata gaditana Paulina y se casó con la también gaditana Vibia Sabina, sobrina de Trajano. Además del latín, hablaba y escribía el griego y era un experto en cuestiones de arte y arquitectura. A los quince años lo mandaron desde Roma a Itálica para estudiar en un collegium inventum en el que estuvo tres años, y entre sus maestros se encontraba el gran sabio y científico Moderato de Gades.

Fue un gran viajero, visitando la Britania en la que levantó una gran muralla, parte de la cual aún se conserva y que lleva su nombre; estuvo en Mauritania llevando tropas hispanas, que se mencionan en las monedas: exercitus hispanus, y en el Oriente Medio sofocó la rebelión de los judíos liderada por Bar Korba el Hijo de la Estrella al que muchos lo aclamaban como el Mesías. Pero su apego a Hispania  lo demuestra el hecho de que en Roma nombró a 23 senadores hispanos, y él mismo, en las monedas y otros documentos, se títula Restitutor Hispaniae.

   
De su labor legislativa se encuentran la Lex Metalli Vipascense, dictando normas sobre la explotación de las minas, el trabajo de los mineros, comercialización de los productos extraídos, introducción de nuevas técnicas y organización de su entorno, mientras que la Lex Adriana regulaba preferentemente la agricultura. Adriano pertenecía a la familia Ulpio Aelia, propietarios de minas en la faja metalúrgica de la Baeturia Céltica (Sierra de Huelva), de ahí su interés por la minería, logrando subir el nivel de vida que con sus disposiciones alcanzaron los mineros, contrastándose en el hecho de que incluso los esclavos de Río Tinto dejan inscripciones de la clase de vida que rigen en las asociaciones o collegia que forman. En otras leyes prohibió los sacrificios humanos, que los amos diesen muerte a sus esclavos, y no permitió que se persiguiese a los cristianos. A él se deben, entre otras muchas obras, el anfiteatro de Nimes, el templo de Venus y su mausoleo en Roma, hoy castillo de Sant’Angelo. Fue designado por el Senado romano Padre de la Patria.
   Los historiadores han calificado el reinado de los españoles Trajano y Adriano como la Época dorada del Imperio Romano y de los Buenos Emperadores.
   Aurelio Victor, en su Historia de los Cesares, escribe: ¿Quién más divino que Trajano?, ¿Quién más excelente que Adriano?






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