martes, 11 de junio de 2013

NAVIGARE NECESSE, VIVERE NON EST NECESSE

Alberto Casas.


Esta frase, que Plutarco atribuye a Pompeyo, se ha popularizado en los ambientes marinos y marítimos, convirtiéndose en lema y dogma de las vocaciones y actividades marineras, figurando en inscripciones, metopas y otros artilugios decorativos simbolizando la necesidad de enfrentarse a un mar indómito e imprevisible, posponiendo la confianza y amparo que la rutina de hábitos se encuentran en el desarrollo de sus quehaceres normales y conocidos. En Escuelas Náuticas, en Clubs Náuticos, en las camaretas de los buques, de guerra, mercantes, de recreo, y del comercio marítimo en general, como así lo entendía, sacralizaba y proclamaba la omnipresente y todopoderosa Liga Hanseática.

   Cneo Pompeyo (106-48) desde muy joven se distinguió por sus éxitos en campañas militares que le dieron popularidad y acceso a la vida política formando con Craso, el vencedor de Espartaco, y Cayo Julio Cesar el Primer Triunvirato. En el reparto de poderes, Pompeyo llegó a ser prácticamente el dueño de Roma, encontrándose, en el año 56, con un gran desabastecimiento de la capital y regiones vecinas, amenazadas de hambruna

Encargado Pompeyo de la organización y dirección del avituallamiento de Roma, envió legados y amigos a muchos lugares. Él mismo se embarcó hacia Sicilia, Cerdeña y Libia, procediendo a la recogida de cereales. Iba a dar la vela para la vuelta a tiempo que soplaba un recio viento contra el mar; y aunque se oponían los pilotos, se embarcó el primero, y dio la orden de levantar el ancora diciendo: “navegar es necesario, no es necesario vivir”; y habiéndose conducido con esta decisión y celo, llenó, favorecido de su buena suerte, de trigo los mercados, y el mar de embarcaciones, de manera que aùn a los forasteros proveyó aquella copia y abundancia, habiendo venir a ser como un caudal que naciendo de una fuente alcanzaba a todos. (Plutarco: Vidas paralelas.- Pompeyo).

   Esta decisión, nunca mejor dicho que contra viento y marea, revela un ejercicio de libertad y de responsabilidad, asumiendo el riesgo que entraña lograr un fin justo, indispensable e inexcusable, nada menos que la subsistencia del Imperio.
   Para Pessoa, la acción de Pompeyo significa que vivir no es necesario, lo necesario es crear, y para Luis de Camoens en Os Lusiadas (Canto VI), la cuestión vital de la humanidad no se  resume en el hecho de vivir, sino vivir por una causa:

Que es necesario que acaezcan cosas como estas
para que los hombres se conozcan y muestren por lo que son.
Que en ellas, y no en la Corte entre damas,
se muestra el valor y ánimo de cada uno.

   El deber, la curiosidad, la rebeldía, la dignidad, el sacrificio, el valor, la creatividad y la libertad de construir su propio destino, son las potencias, virtudes o torpezas que forman parte del vitalicio legado, para bien o para mal, que nos ha dejado nuestro padre Adán que las usó para tomar una decisión trascendental, la más trascendental de todas las que podía elegir: la vía del albedrío.

Vivir no es necesario, necesario es el conocimiento.






No hay comentarios:

Publicar un comentario