Alberto Casas.
De las cinco naves que zarparon de
Sevilla el lunes por la mañana 10 de agosto del año 1519 (Pigafetta), sólo la
nao Victoria, al mando de Juan
Sebastián de Elcano, regresó al puerto de partida tres años más tarde, dando la
primera vuelta al mundo. Existen discrepancias en cuanto al número de hombres
que componían la tripulación, pues mientras Carlos i estableció un límite de
235, Pigafetta es cribe que zarparon con una dotación de 237, auque la mayoría
de los historiadores la cifran entre 265 y 270, entendiendo que el cronista de
la expedición pasa por alto a los funcionarios, como escribanos, alguaciles,
clérigos y otros. Fueren los que fueren, alrededor de 60 procedían de Huelva y
sus pueblos: Huelva, Palos de la
Frontera , Trigueros, Beas, Ayamonte, Lepe, Moguer, Aroche,
Almonaster, Aracena, Bollullos… La circunvalación, navegando al oeste, hizo el
siguiente recorrido:

Navegando el Atlántico, rumbo al norte, arriban
a la isla de Cabo Verde, de la que han de escapar dejando doce tripulantes
apresados por los portugueses, entre los que estaban Acacio Alonso, de Bollullos
y Gómez Hernández, de Huelva, para, finalmente, completar el periplo en
Sanlúcar de Barrameda el 8 de septiembre de 1522 con 18 hombres, de los que
resaltamos Antón Hernández Colmenero, vecino de Huelva, marido de Catalina
Gómez, Juan Rodríguez de Huelva, casado con Marina García, y Francisco
Rodríguez, marido de Catalina Díaz.
Carlos I reconoció
y honró la gesta del marino de Guetaria poniendo la bola del mundo en la cimera
de su escudo con la leyenda: Primus
circumdedisti me.

Casi todos los documentos definen a las 5 embarcaciones de
la flota de Magallanes como naos,
pero es permisible dudar de esta calificación, por lo menos en cuanto se
refiere a la Victoria , que
claramente se comporta como una carabela redonda en las arrumbadas de ceñida, en
las complicadas maniobras en los estrechos y en las continuas bordadas que ha
de realizar entre la maraña de las islas del Maluco (Gilolo, Tidore, Obi,
Ternate, Burú, Ceram y el arpiélago de Banda) y en el cabo de Buena Esperanza.
Ha de tenerse en cuenta que en aquella época el término nao se aplicaba a los navíos de cierto porte que, especialmente, en
aquellos tiempos estaban sometidos a una auténtica revolución en el diseño
naval, obligados a la búsqueda de un buque cuyo escantillón reuniera las
medidas que exigía la nueva navegación trasatlántica: velocidad, seguridad y
gran capacidad de carga, lo que suponía la construcción de grandes naves,
incluso de más de mil toneladas.
Para cumplir estos
requisitos se aumenta la superficie vélica, se sube la obra muerta para la
colocación de las piezas artilleras, aumentando la altura metacéntrica para
corregir los ángulos de escora que puedan producirse por la acción del viento y
de la mar, colocando el palo mayor en la vertical, aproximadamente, del centro
de carena; se arma cuadrado el espejo del alcázar de popa adoptando la forma de
violín del casco, modificando el combés reduciendo el arrufo de la cubierta. Las
características de la Victoria , más que
coincidir con las de una nao se aproximan al tipo de navío precedente del
galeón, que algunos llaman carabela de
armada.

La nao Victoria fue reparada y realizó varios viajes
a las Indias hasta desaparecer en las aguas del Océano.
López de Gómara en su Historia General de la
Indias , escribe: La
nave Argos de Jasón, que pusieron las estrellas, navegó muy poquito en
comparación de la nao Victoria, la cual se debiera guardar en las Atarazanas de
Sevilla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario